Por momentos, esas convicciones arraigadas en nuestra personalidad pueden llegar a ser nuestras peores enemigas, y las creencias limitantes son una gran muestra de ello.
Estamos hablamos de esas ideas que están totalmente incubadas en nuestra forma de pensar y actuar, que en lugar de ayudarnos a alcanzar conclusiones acertadas, nos hacen caer en los mismos errores reiteradamente, básicamente por que estas respuestas nos mantienen dentro de esa zona de confort que tanto daño puede hacer y con esto solo estamos evitando desarrollar nuevos caminos intelectuales y conductuales que nos permitirían desarrollarnos como personas felices.
En conclusión, aceptar convivir con estos pensamientos e ideas nos llevan no solo a cometer errores, sino también a no reconocer los indicadores de que lo que estamos pensando no se ajusta realmente a la realidad que quiero vivir y que me lleva a cumplir mis metas extraordinarias.